19-09-2019 - OPINIÓN Niegan el hambre, aprueban la especulación Por Enrique Minervino
Un aspecto que caracteriza a los funcionarios del Gobierno de “Cambiemos” es la negación sistemática de la realidad. Lo hacen a tal punto, que, como dijo Hugo Yasky, alcanzan la inmoralidad.
Este negacionismo constante tiene como fin evadir esa realidad que tanto les molesta e incomoda, y es un estado que le resulta mucho más agradable al mundo que han construido en base a la mentira.
El caso del dirigente peronista devenido a candidato a vicepresidente de “Cambiemos”, Miguel Ángel Pichetto, es uno de los que más abonan esta postura de negación de una realidad que se nos presenta con toda su crudeza. Hoy por hoy, en Argentina hay gente que realmente no puede comer todos los días y hay compatriotas subalimentados. Para el converso dirigente Pichetto “no tiene sentido” sancionar una ley de emergencia alimentaria porque, según él, estos sectores están debidamente contenidos por el ministerio de Desarrollo Social, el cual, de acuerdo con sus dichos, “se ocupa permanentemente de ellos”.
Para completar su justificación de lo injustificable dijo que “Argentina no es Biafra”, por lo cual la situación, para él, no reviste ninguna gravedad. Para completar se quejó porque “gran parte de la deuda pública se origina por la mantención del sistema de seguridad social (planes, cooperativas de la pobreza, cartoneros, multinacionales del cartón)”. ¡Qué notable! Recordemos que los funcionarios y militantes “cambiemitas” viven criticando a la anterior administración porque tenía muchos planes…
Esta concepción de la vida lo llevó a decir que las protestas realizadas hace unos días, en el centro de Buenos Aires, por organizaciones sociales estaban destinadas a “conmocionar el espacio público” y “debilitar al Gobierno”. ¡Qué raro que un Gobierno que debilitó a toda la sociedad con sus políticas de hambre y saqueo, como el de “Cambiemos”, se vea “debilitado” por una manifestación social en reclamo de algo tan esencial como un plato de comida…!
Pichetto se ha convertido en el “barrabrava” del Gobierno. Es el personaje (puesto allí o por decisión propia) que dice lo que muchos miembros del Gobierno piensan, pero que, por el deterioro que han sufrido en estos cuatro años de desastres, casi no pueden aparecer en público.
Más allá de que ayer el bloque de diputados nacionales de “Cambiemos” no haya tenido más remedio que apoyar el proyecto de ley que declara la emergencia alimentaria, presentado por los distintos sectores de la oposición, la reticencia a reconocer públicamente esta situación de hambre que padece un gran sector de la población fue manifiesta y, a todas luces, incomprensible. Esta ley de emergencia alimentaria propone el incremento del 50% del presupuesto en las políticas públicas de alimentación y faculta al Gobierno nacional a reasignar partidas presupuestarias en pos de cumplir la ley. Lo que se propone es tan simple como necesario.
Estamos en presencia de un Gobierno que paga el 86% de interés anual por las Leliqs (letras de la timba financiera), lo que equivale a decir $1.700 millones por mes o $57 millones por día de intereses. Para subir la tasa de interés no hacen falta debate ni acuerdo del Congreso; nada. Ahora, para declarar la emergencia alimentaria, que es apenas una parte de esos intereses, el Gobierno, a través de sus voceros, pone todas las trabas posibles.
Cuando decimos que Macri gobierna para los ricos y que no le importa el pueblo, lo hacemos basados en datos como estos, que son más elocuentes que lo que cualquier funcionario de “Cambiemos” pueda pronunciar.
Según un estudio realizado por la Universidad de Avellaneda (Undav), con esos intereses pagados por las Leliqs se podrían pagar, por ejemplo, 20 millones de Asignaciones Universales por Hijo; 4,5 millones de jubilaciones mínimas; y 4,2 millones de salarios mínimos. Por eso, cuando Alberto Fernández expuso su idea de suministrarles remedios gratis a los jubilados, pensó en estas cifras espeluznantes que se pagan de intereses por estas Leliqs. ¿Por qué no destinar parte de esos fondos al pueblo, y no a un puñado de especuladores que se enriquecen ferozmente y que la “juntan en pala”, mientras mandan a la ruina al país? ¿Por qué seguir soportando este esquema “bicicleta financiera”, que está saqueando al país y dilapida recursos que podrían destinarse a acabar con el hambre de gran parte de la población?
Lo que dijo el candidato del “Frente de Todos” no es ninguna idea descabellada, como nos quisieron hacer creer los “sesudos” economistas de la derecha argentina, como Cachanosky y otros analistas de “Infobae” y de la prensa canalla. Tranquilamente se pueden destinar esos fondos a otros fines que no son los de la especulación.
La inmoralidad de las tasas de interés por las nubes para sostener esa especulación absurda que está saqueando al país debe terminar. Porque, además, se produce un deterioro de la actividad económica, debido a que todo el sistema financiero debe ajustarse a esas tasas altísimas, y, de este modo, se resiente el crédito. ¿Qué Pyme va a tomar un crédito? ¿Quién va a tomar un préstamo personal para arreglar la casa? Así no hay fondos para la actividad productiva, por lo cual desde hace cuatro años asistimos a la caída de la industria y del consumo como jamás ocurrió en la historia.
A la propuesta de Alberto Fernández de suministrar medicamentos gratis con parte de los intereses pagados a las Leliqs le agregamos otras cifras de lo que se puede hacer con esa plata. Según lo que surge de la investigación de la Undav, con ese dinero se pueden construir 5.000 kilómetros de autopistas y 33.000 viviendas, o financiar 457.000 becas para la investigación, o pagar los ingresos de 6.000.000 de cooperativistas y también otorgar 70.000.000 de prestaciones alimentarias y 386.000.000 de coberturas de medicamentos.
Estamos ante un Gobierno que niega los problemas fundamentales del país que le ha tocado administrar. Así como el Presidente negó que hayan existido las Paso, ahora niega que millones de argentinos estén subalimentados o pasando hambre. Es un Gobierno que, literalmente, hace abandono de persona. A quienes no abandona jamás el Gobierno de Macri son a los que se la llevan en pala con la bicicleta financiera. Para ellos, Macri y “Cambiemos” siempre estarán para servirles.
Por Enrique Minervino.
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